noviembre 2006

Cierta tradición neoyorquina cuenta que había un negocio de venta de sopas regenteada por un iraní llamado Al Yeganeh. La sopería semejaba a una heladería bonaerense: constaba de un mostrador, no había mesas, había una larga cola; la sopa era carísima (30 dólares), pero reputadamente exquisita. Este personaje era bastante excéntrico y tenía sus reglas,…


Otra vez sopa

Cierta tradición neoyorquina cuenta que había un negocio de venta de sopas regenteada por un iraní llamado Al Yeganeh. La sopería semejaba a una heladería bonaerense: constaba de un mostrador, no había mesas, había una larga cola; la sopa era carísima (30 dólares), pero reputadamente exquisita. Este personaje era bastante excéntrico y tenía sus reglas, que los clientes tenían que cumplir a rajatablas:

1) Elegir la sopa.
2) Tener lista la plata.
3) Después de pedir la sopa, moverse a la izquierda.
4) Si se quiere pan, pedirlo con la sopa, no después.
5) La fila tiene que ser una sola.
6) No se puede hablar, ni besarse ni abrazarse en la fila.

La pena por incumplimiento era la peor posible: no recibir la deseada ración, y había que volver a hacer la infinita cola otra vez. Un guionista de la serie de televisión Seinfeld contaba …