Oigo un ejército cargando sobre el llano, Y el trueno de caballos sobre el agua, en las rodillas la espuma: Arrogantes, en armaduras negras, tras ellos, Desdeñando las riendas, con los agitados látigos, los aurigas Gritan sus nombres de batalla a esta noche: me quejo aún dormido con sus risas estruendosas a lo lejos. La.


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