Ya es imposible seguir ignorando el cine coreano; esta nueva película, que desafía categorización genérica, vuelve a sorprendernos gratamente, y a demostrar una vez más lo empantanado en las convenciones que está el cine estadounidense. The Host desdeña con felicidad los caminos obligados, soslaya todo lo que un buen occidental espera de cada escena.