Le habían encargado a K la tarea de mostrarle algunos monumentos históricos a un buen cliente italiano del banco, que visitaba la ciudad por primera vez.
Con el tiempo, Dino Buzzati tiende a desdibujarse, al menos fuera de Italia: es como si retrocediera, junto a su propia generación. Treinta y cinco años han transcurrido desde su muerte; además de un magnífico escritor, era periodista, dramaturgo, músico y pintor. Su expresión más acabada se encuentre quizás en los cuentos, además de esa bella novela, su mejor obra, llamada Il deserto dei Tartari, con homónima película. Acaso mayormente debido a ese mismo libro, se lo ha comparado hasta el hartazgo con Kafka; esa insidiosa asimilación lo llevó hasta Praga, como corresponsal del Corriere della Sera, como un Hamlet que busca el fantasma de su padre. A continuación traduzco el diario de ese viaje, llamado …