Rescatando algunas cosas viejas de Seikilos, traigo las citas que el director Peter Greenaway hizo de ciertas pinturas de Vermeer en la película ZOO. Las referencias no se acaban en la imagen: uno de los personajes está obsesionado con Vermeer, y se hace llamar Van Meegeren, como el famoso falsificador del pintor holandés.
La primera es El arte de la Pintura. Aquí el original de Vermeer. Para Vermeer esta pintura fue muy importante, a tal punto de nunca querer venderla, ni aún en su peor momento. Se supone que sería una especie de autoretrato.
Y aquí la cita de Greenaway. Notar la mujer del sombrero rojo, que también es un personaje de Vermeer. El pintor es cambiado por un fotógrafo. La perfección técnica de Vermeer se debe a que usaba la camera obscura como base de muchas de sus pinturas, una antecesora de la cámara fotográfica, y eventualmente de la cámara de cine. Quien observa la escena es, naturalmente, una cámara de cine, la de Peter Greenaway.
En la siguiente escena, La Lección de Música, la mujer toca un virginal o una espineta.
En ZOO, la escena es más compleja: el virginal se reemplaza por un piano, la mujer está clavada a la escena. Al hombre de la derecha se le agrega otro a la izquierda, puesto que uno de los temas principales de ZOO es la simetría (ambos son gemelos). A causa de esto, la posición de la ejecutante es central, mientras que en Vermeer está balanceada hacia la derecha del instrumento. La silla está en otra posición; el espejo no ha cambiado; está incluso el detalle de la jarra de porcelana. La mujer del sombrero rojo está presente también en esta escena.
Greenaway es pintor; Vermeer es su artista preferido, en su período del arte preferido, en su geografía preferida. Su uso de la camera obscura, como mencioné antes, lo pone como uno de sus precursores. Este homenaje, que se suma al libreto de una ópera que lo tiene por protagonista, son el pago de esa deuda. Dejo finalmente unas palabras de Greenaway:
El maestro de ceremonias total de la película se suponía que era Vermeer, manipulador experto y profético de los dos conceptos esenciales del cine: el momento fugaz de acción, y el drama revelado por la luz. No puede ser probado que la Lechera de Vermeer sea una pintura que representa un veinticuatroavo de segundo del siglo XVII, expuesto a f8, pero la dirección de la luz es una certeza: siempre viene desde la izquierda del encuadre, desde una fuente que está a casi un metro y medio por encima del nivel del piso. La intención de respetar rigurosamente esta disciplina en A Zed & Two Noughts era, la mayor parte del tiempo, socavada por las vicisitudes de los lugares que usábamos y los hábitos de vagar libres que tenían los animales, pero el espíritu fue conservado.