En alguna parte del admirable El Finnegans Wake por dentro, Mario Teruggi se pregunta por qué Borges nunca se sintió atraído por la última obra de Joyce: Borges, quien probablemente hubiera sido más que nadie ese famoso lector ideal que sufre de un insomnio ideal, el políglota Borges, el cultísimo Borges (nos dice Teruggi), él.