Fragmentos de “Finnegans Wake”, de James Joyce

Finnegans Wake probablemente no admita una traducción válida en castellano. Los intentos de traducción a diversos lenguajes que conozco más bien recrean la obra, con más o menos autorización del propio Joyce. Para tener una idea cabal del libro, idealmente uno debería poder leer al Finnegans Wake en el original, pero como es una tarea harto compleja (aún para quienes hablan el inglés nativo, aún para dublineses), uno tiende a desmoralizarse, y a abandonarlo a las pocas páginas. Es la intención al insinuar estos fragmentos mostrar que el Finnegans Wake puede ser una obra maravillosa, de bella prosodia, conmovedora y rica, si uno está bien predispuesto. La experiencia gana aún más escuchando los textos en voz alta.
El lenguaje con el que está escrito no es exactamente inglés; es un poco el lenguaje de los sueños, donde muchos símbolos son polisémicos. Ciertos párrafos admiten más de una interpretación posible, y quizás sean todas igual de válidas. Alguien dijo que Finnegans Wake no es un libro para leer de corrido, sino para abrir en cualquier parte y sólo sumergirse en él, como uno se sumergiría en un barroco tapiz oriental. Aquellos que buscan la trama que se esconde tras la fuerte distorsión formal de la obra se pierden lo esencial del libro: su pluralidad, su ambigüedad, su lúdica riqueza, y la exploración de los límites de la literatura, tan lejos como nadie ha llegado.
En estas traducciones se ofrece primero el texto original, y luego una traslación aproximada al castellano plano línea por línea, junto con un análisis auxiliar del texto en inglés. No es mi ambición que las notas agoten las interpretaciones, o las publiquen como definitivas: son sólo las que yo pude intuir o aprender (otras siguen siendo oscuras para mí); sin embargo, estas aproximaciones tal vez den una idea del sabor, del espíritu del libro a los que nunca lo han leído en su idioma original, y conozcan los “dos ochavos” de lengua inglesa necesarios como para acometer la lectura.