Traducción: (por Leandro Fanzone)
In this proud land we grew up strong We were wanted all along I was taught to fight, taught to win I never thought I could fail No fight left or so it seems Don’t give up Though I saw it all around Drove the night toward my home Don’t give up Rest your head ’got to walk out of here Moved on to another town Don’t give up |
En esta tierra orgullosa crecimos fuertes, todos nos querían; me enseñaron a pelear, me enseñaron a ganar, nunca pensé que podía fracasar. Ahora no queda nada por pelear, o así parece, No te rindas, Pese a que lo he visto en todas partes, Manejé toda la noche camino a casa, No te rindas, Descansá tu cabeza, Tengo que irme de acá, Me mudé a otro pueblo, No te rindas, |
Notas (por Leandro Fanzone):
La canción habla de la caída del ego, de la caída del orgullo. Una persona que ha sido educada para no considerar nunca la idea del fracaso. Un individuo dejado de lado por un cambio en el sistema de su sociedad. Un desocupado, un abandonado, un paria. Esta metáfora también puede aplicarse a un país, Estados Unidos: “in this proud land” es una frase estadounidense muy común, como “land of the free”, o “home of the brave”, todos epítetos aplicados a ese orgulloso país, un país donde no se puede perder; podría ser uno de los estados por los que advocaba Gabriel, uno de los países africanos, los que pierden siempre.
La idea central de la canción es que el ser perdedor es una circunstancia de estar en un lugar equivocado. “Yo creo que hay un lugar al que pertenecemos”, esto es, hay un lugar donde no seremos perdedores. Esto me recuerda a una novela de Franz Kafka, América (“Amerika”, 1911). Un orgulloso muchacho europeo viaja a Estados Unidos para escapar de un oprobio (dejó embarazada a una sirvienta), piensa en comenzar de nuevo con brillantes perspectivas, pero desde su misma llegada va fracasando y degradándose hasta que se alista en el Gran Teatro de Oklahoma, una especie de circo ambulante que promete un lugar para todos. Así, burocráticamente, Karl Rossmann es derivado de departamento en departamento, cada vez más especializados (muchachos europeos que hayan ido al bachiller, etc.), hasta que encuentran un lugar al que prácticamente sólo puede pertenecer Karl Rossmann. La busca de un lugar ínfimo en el mundo, un lugar que podamos llamar nuestro, es la busca de todo ser humano en esta época donde hay tantos destinos posibles que la mayoría de éstos lleva al fracaso. El sino del hombre actual es vagar por este laberinto, buscando una puerta que conduzca a casa, a los nuestros, un lugar cómodo al que pertenezcamos. Comparar también con Home de Roger Waters, o How I made my millions, de Radiohead.