Tres de Led Zeppelin

Cierra la puerta,
apaga ya la luz,
que esta noche no vuelven.
¿No sabes que la nieve arrecia
y los vientos de Thor son fríos?

Llevan consigo el acero
de la verdad y del fulgor.
Tienen noticias que comunicar.
Eligen el camino
por el que nadie quiere ir.

No ofrecerán misericordia.

Caminan con la muerte junto a ellos,
el demonio se burla de sus pasos.
Los pies que se demoran
son replegados por la nieve.
Los perros de la perdición
aúllan más y más.

Tienen noticias que comunicar,
para construir un sueño
para ti y para mí.
Eligen el camino
por el que nadie va.

No ofrecerán misericordia.
No pedirán misericordia.

El dolor, el dolor,
no habrá misericordia.
No pedirán misericordia.
Los perros de la perdición
aúllan más y más.

(No Quarter, Houses of the Holy, 1973)

Venimos de la tierra
del hielo y de la nieve,
del sol de medianoche
donde soplan las termas.

Guiadas por el martillo de los dioses,
nuestras naves irán a nuevas tierras
a combatir las hordas
mientras cantamos y gritamos
“¡Valhalla, estoy llegando!”

Vamos trillando el agua con los remos
sólo queremos alcanzar
la costa del poniente.

Venimos de la tierra
del hielo y de la nieve,
del sol de medianoche
donde soplan las termas.

Cuán suave pueden susurrar
sus verdes tierras la carnicería
del tiempo en el que apaciguamos
las mareas de la batalla.
Ahora somos los señores.

Vamos trillando el agua con los remos
sólo queremos alcanzar
la costa del poniente.

Es mejor que se rindan
y reconstruyan todas esas ruinas,
porque la paz y la confianza
pueden ser victoriosas
pese a todo lo que han perdido.

(Immigrant song, Led Zeppelin III, 1970)

Que el sol me dé en la cara
y que los astros pueblen mi soñar.
Soy viajero del tiempo y del espacio,
porque he estado allí donde he estado,
porque he hablado con ancianos
de una raza que el mundo ignora,
que dicen esperar un día
en el que todo se revelará.

Oigo el habla y el canto
en una lengua de sutil cadencia
cuyos sones halagan mis oídos;
pese a que entiendo bien la historia,
me son ajenas las palabras.

He volado; negarlo es imposible.

Todo lo que se ve se torna rojo
mientras el sol abrasa el suelo,
y mis ojos se llenan con la arena,
mientras miro esta tierra yerma,
intentando encontrar
dónde es que he estado.

Navegante de la tormenta
que tras de ti no dejas rastro
(como los pensamientos en un sueño),
¿cuál camino me lleva a aquel lugar,
cuál corriente dorada del desierto?
Debajo de la luna del estío
Shangri-La mío, volveré,
con la certeza con la que se mueve
el polvo en Junio por Kashmir.

Llena mis velas, padre de los cuatro vientos,
que voy atravesando
las aguas de los años
sin otra provisión
que el rostro descubierto,
por los estrechos del espanto.

Cuando encuentre el camino, quédate conmigo.
Déjame que te lleve allí.

(Kashmir, Physical Graffiti, 1975)