Esperaba poder escribir largamente sobre este libro, que tanto crédito parece suscitar en todo el mundo, pero poco tengo para decir. No ha obtenido mi admiración, aunque tampoco mi desprecio; no me ha atrapado, pero llegué fácilmente al final; no me ha emocionado ni deleitado intelectualmente, y sin embargo no podría decir que es un libro del montón. Adolece el estilo de muchos libros de los últimos cincuenta años: la intertextualidad, el sobresalto formal obligatorio, la necesidad de indefinir las consecuencias de la trama, el comentario político inocuo. Hay, como en muchos otros libros, el relato coral; hay, como en muchos de esos muchos libros, la constatación de que no importa qué personaje esté hablando, siempre habla el autor: con el mismo ritmo, con el mismo vocabulario para todos. Sigo esperando el gran libro de Paul Auster.
PS: Finalmente tuve más para decir sobre el libro: aquí debajo, en la sección de comentarios, hay un apéndice a la pereza original.