The limits of control (Jim Jarmusch)

Sus primeras películas eran decididamente contraculturales, y a través de Dead Man (1995) y Ghost Dog (2004), su nombre llegó a oídos de casi todo el mundo; con Broken Flowers (2005), ya el aplauso fue unánime. Creo que todos esperaban con curiosidad el próximo film de Jarmusch; pocos preveían una película como The limits of control. En principio es difícil describirla: yo diría que es una colección de variaciones sobre una misma escena, una escena que probablemente es anterior a la primera escena, y que se ha repetido de otras maneras previamente. Una escena que incluye diversos elementos: un tren, un avión o un auto; un edificio y una habitación; un cuadro o una ventana que simula un cuadro; dos tazas de expresso y una caja de fósforos; alguien que monologa brevemente sobre un tema que le interesa; el desconocimiento del español; la música y los instrumentos musicales; el mutismo y la soledad; el Tai Chi Chuan. La insistencia de estas escenas dispuestas secuencialmente a lo largo de la película produce el particular sabor de The limits of control, “una película de acción sin acción”, en las palabras de Jarmusch. El final encierra una posición crítica que ya no es nueva y que de alguna manera abarata un poco una película excepcional (para el 2009), de fotografía y música impecables. Abiertamente o no, hay remisiones a diversos directores (Tarkovsky, Hitchcock, Welles, Kaurismäki) y escritores (Burroughs, Queneau, Eliot, Neruda); a mí me trajo el recuerdo de las películas surrealistas de Robbe-Grillet: la casi olvidada estética de hacer bello lo arbitrario, tan característica de una época del cine y tan improbable hoy, cuando el control parece no tener límites. Hay algo sin embargo que falla en ese regodeo en las apariencias: debajo del elaborado envoltorio formal hay poco más que una metáfora algo rancia ya.
Por un camino distinto que David Lynch, Jarmusch ha llegado a ese lugar tan atípico para un director de Estados Unidos: el del cine experimental e intuitivo, en la periferia cercana de Hollywood sin ser del todo marginal. El cine culto de tradición europea necesita más de estos directores y estas películas.