Myxomatosis

Esta historia se podría contar empezando con un día de 1896, en Uruguay, cuando Giuseppe Sanarelli descubrió un virus que mataba conejos, pero sólo los conejos europeos, no los sudamericanos. Sanarelli trabajó con la fiebre amarilla, y eventualmente sería senador en Italia, pero lo que nos importa ahora es que el dato del virus de los conejos fue hacia el norte, y llegó a Brasil. Ahí Henrique de Beaurepaire Aragão, uno de los pioneros de la medicina tropical, juntó esa información con otra que conocía muy bien: la de la existencia de la plaga en Australia de conejos quienes, bueno, se reproducían como conejos, y habían terminado con lo que hoy se calcula alrededor del 20% de las especies de mamíferos locales. En 1919, entonces, Aragão llamó a Australia y pasó el dato; para hacer la historia corta, después de muchas vueltas, un día de 1950 Frank Fenner usó finalmente el virus para terminar con la gran mayoría de los conejos de la isla. Frank Fenner, además de conejos, erradicó también la viruela, pero lo que nos importa ahora es que el dato del virus de los conejos fue hacia el norte, y llegó a Francia. Aquí la cosa va más rápida: dos años después del holocausto australiano, Paul Felix Armand-Delille quiso hacer una prueba en su hacienda de Eure-et-Loir. Armand-Delille, como los otros, también era médico, bacteriólogo, y había trabajado con la malaria, así que decidió inocular, no sin cierto candor, sólo a una pareja de conejos. Un año después, la mitad de los conejos de Francia habían muerto, para su sorpresa, para el agrado de los granjeros, y para la furia de los cazadores. Otro año después, el resto de Europa estaba infectada, Inglaterra incluida; es el año 1954, y el gran poeta Philip Larkin pudo escribir “Myxomatosis”, impresionado por la muerte larga y horrible deparada a los conejos:

Caught in the center of a soundless field
While hot inexplicable hours go by
What trap is this? Where were its teeth concealed?
You seem to ask.
I make a sharp reply,
Then clean my stick. I’m glad I can’t explain
Just in what jaws you were to suppurate:
You may have thought things would come right again
If you could only keep quite still and wait.
Atrapado en el centro de un campo sin sonido
mientras pasan las inexplicables horas abrasadoras
¿Qué trampa es esta? ¿Dónde estaban ocultos sus dientes?
Parece que estás preguntándote.
Yo contesto agudamente,
y limpio la estaca. Me alegro por no poder explicar
exactamente bajo qué fauces ibas a supurar:
puede que hayas pensado que las cosas iban a volver a estar bien
si sólo te hubieras quedado bien quietito a esperar.

Ese mismo año, en Inglaterra el gobierno declaró ilegal el control de las plagas con el virus, y aún así los granjeros lo siguieron utilizando por muchos tiempo. Llegamos de esta manera a los primeros años de la década de los setenta y Thom Yorke, todavía un chico, vio los conejos muertos al costado de la ruta. El padre pronunció la explicación, la palabra “myxomatosis”; Yorke la saboreó, paladeó su sonido largo y anómalo. Tiempo después descubrió a Larkin; podríamos pensar, para la comodidad que nos da saber algún que otro hecho, que fue cerca de 1997, cuando su amigo Jonny Greenwood leyó el apocalíptico “Home Is So Sad” en la radio:

Home is so sad. It stays as it was left,
Shaped in the comfort of the last to go
As if to win them back. Instead, bereft
Of anyone to please, it withers so,
Having no heart to put aside the theft.

And turn again to what it started as,
A joyous shot at how things ought to be,
Long fallen wide. You can see how it was:
Look at the pictures and the cutlery.
The music in the piano stool. That vase.

La casa se ve tan triste. Está como la dejaron
construida para la comodidad de los últimos en irse,
como si pudiera recuperarlos. En vez de eso, privada
de nadie a quien complacer, se marchita así,
sin animarse a dejar de lado el robo

y volverse a lo que era al principio,
una foto alegre de la manera en que debería ser todo
lo que ya fracasó hace tiempo. Puede verse cómo era antes:
vean los cuadros y los cubiertos.
La partitura sobre el taburete del piano. Aquel florero.

Podríamos pensar en ese año, pero hay otra tenue pista a Larkin, anterior: en 1994 Radiohead editó una canción llamada “Lozenge of love”; esa frase salió de un poema de Larkin, del mismo libro que “Myxomatosis”, un poema que se llama “Sad Steps” (“Tristes pasos”):

Groping back to bed after a piss
I part thick curtains, and am startled by
The rapid clouds, the moon’s cleanliness.

Four o’clock: wedge-shadowed gardens lie
Under a cavernous, a wind-picked sky.
There’s something laughable about this,

The way the moon dashes through clouds that blow
Loosely as cannon-smoke to stand apart
(Stone-coloured light sharpening the roofs below)

High and preposterous and separate –
Lozenge of love! Medallion of art!
O wolves of memory! Immensements! No,

One shivers slightly, looking up there.
The hardness and the brightness and the plain
Far-reaching singleness of that wide stare

Is a reminder of the strength and pain
Of being young; that it can’t come again,
But is for others undiminished somewhere.

A tientas vuelvo a la cama después de mear,
abro las gruesas cortinas, y me asustan
las nubes rápidas, la claridad de la luna.

Cuatro en punto: hay jardines metidos en sombras
bajo un cielo cavernoso, elegido por el viento.
Hay algo gracioso en todo esto,

La forma en que la luna cruza las nubes que soplan
apenas, como humo de cañón, apartándose
(luz del color de la piedra que hace más nítidos los techos de abajo)

Alta y absurda y separada:
¡Pastilla de amor! ¡Medalla de arte!
Oh, ¡Lobos del recuerdo! ¡Inmensidades! No,

Uno apenas tiembla, mirando hacia allá arriba.
Lo duro y lo brillante y lo sencillo
del largo alcance de la unicidad de aquella amplia visión

es un recordatorio de la fuerza y el dolor
de ser joven; ya no vuelve
pero les queda a otros, en alguna parte, sin disminución.

Para 1994 o antes, no importa, Yorke se habrá encontrado con el poema de Larkin sobre el conejo enfermo y habrá revivido el episodio de su niñez, habrá recordado cómo le había sonado myxomatosis. Habrá pensado en la idea de que, para poder controlar la masa de conejos, el proceso fue innecesariamente cruel; lo habrá relacionado con las formas de control que ejercen los medios y los gobiernos. Escribió para Radiohead su versión de Myxomatosis alrededor de 2002:

The mongrel cat came home
Holding half a head
Proceeded to show it off
To all his newfound friends
He said “I been where I liked
I slept with who I like
She ate me up for breakfast
She screwed me in a vice
But now I don’t know why I feel so tongue-tied”

I sat in the cupboard
And wrote it down neat
They were cheering and waving
Cheering and waving
Twitching and salivating like with myxomatosis
But it got edited, fucked up
Strangled, beaten up
Used in a photo in Time magazine
Buried in a burning black hole in Devon
And I don’t know why I feel so tongue-tied
Don’t know why I feel so skinned alive

My thoughts are misguided and a little naïve
I twitch and I salivate like with myxomatosis
You should put me in a home or you should put me down
I got myxomatosis
I got myxomatosis
Yeah, no one likes a smart-ass but we all like stars
But that wasn’t my intention, I did it for a reason
It must have got mixed up
Strangled, beaten up
I got myxomatosis
I got myxomatosis
I don’t know why I feel so tongue-tied

El gato volvió a casa
llevando media cabeza
luego hizo ostentación de ella
frente a sus nuevos amigos.
Dijo: “he estado donde quise
dormí con quien quise,
ella me comió en el desayuno
me apresó con la trampera
pero ahora no sé por qué me siento tan inclinado a callar”

Me senté en la alacena
y lo escribí prolijamente;
ellos vivaban y saludaban
vivaban y saludaban
se retorcían y salivaban como si tuvieran mixomatosis
Pero todo fue editado, cambiado,
estrangulado, molido a golpes,
usado en una foto en la revista Time,
enterrado en un agujero negro ardiente de Devon,
y no sé por qué me siento tan inclinado a callar,
no sé por qué siento como si me hubieran despellejado vivo.

Mis pensamientos están descarriados y son un poco ingenuos,
me retuerzo y salivo como si tuviera mixomatosis;
deberían internarme o sacarme de aquí,
tengo mixomatosis
tengo mixomatosis
Sí, a nadie le caen bien los que se pasan de inteligentes, pero a todos nos gustan las estrellas.
Pero esa no fue mi intención, lo que hice fue por una razón,
tienen que haberse confundido las cosas
estranguladas, molidas a golpes,
Tengo mixomatosis
Tengo mixomatosis
no sé por qué me siento tan inclinado a callar.

La canción salió con el título alternativo “Judge, Jury, & Executioner”, es decir, “Juez, Jurado y Verdugo” y apareció en el álbum Hail to the Thief. Algunas frases (“I don’t know why I feel so tongue tied, I don’t know why I feel so skinned alive”) fueron sacadas de una canción anterior, “Cuttooth”.  Otras están relacionadas con la frustración que le provocaba a Yorke ver publicadas palabras suyas sacadas de contexto, que, una vez en letra impresa, se volvían indiscutibles, definitivas. Y unas pocas líneas, en fin, fueron disparadas por esa palabra que le dio su padre, “mixomatosis”, y que reavivó Larkin: ciento seis años, varios países, varios médicos, millones de conejos muertos, un gran poeta, fueron sólo un camino de los muchos que llevaron a esta canción.