Piano número dos

La última música que compuse y registré en Seikilos está fechada hace un año y medio atrás; luego me volví algo refractario a tal ocupación, en parte debido a la dependencia que me obligaba el trabajo con una PC. Mi “instrumento” de composición en ese entonces era una computadora con innumerables partes mecánicas de software que interactuaban entre sí y conmigo para producir sonido. Como es natural en una instalación de Windows, la degradación es inevitable, y solamente el imaginar el itinerario que involucraría la restitución de tal ambiente de trabajo desde cero para mejorar el rendimiento me acobardaba hasta la parálisis. Por otro lado, una canción me ocupaba varios CDs para poder guardarla en tanto proyecto modificable, y para poder continuarla debía tener (nuevamente) un equipo barrocamente instalado en idénticas condiciones a como lo tenía en el momento de comenzar a trabajar. El resultado es que dejé de componer con la PC, a la par que cambié la guitarra por el piano. Me atraía la idea de poder ejecutar una composición mía sin tener que mover a una secreta pero titánica orquesta de electrones, alejarme de la tecnología y acercarme un poco a la intimidad que inducen las también invisibles y muchas cuerdas de un piano. El primer retoño fue en Septiembre del año pasado, en la forma de un regalo de cumpleaños. Esta segunda y despojada pieza, cuya ejecución cedí pudorosamente al maestro Rodrigo Caro en la forma de una leve hoja pentagramada, es la que dejo nuevamente aquí, entre las demás. No hay tema ni título, o hay ese tema y ese título que quieren decir que una nueva secuencia ha sido inaugurada, y que espero pueda continuar: se llama Piano número 2.