“In Rainbows” (Radiohead)

Corroboro que la crítica general del nuevo disco de Radiohead consta de una larga parte referida a la modalidad que podemos llamar “precio a la gorra”, y otra, muy breve, que aclama las canciones en la vena de esa frase ya famosa en Argentina, “la profundización del modelo”: que el disco es más de lo mismo, matizada la afirmación por una apreciación positiva sobre esta invariancia. Me gustaría ir más allá de estos cautos aplausos.
Sobre el precio y la forma de comercialización, a lo que ya escribí hace dos semanas sólo me resta agregar cómo resultaron los hechos luego de la propuesta. El disco vendió muy bien: a diez días de lanzado ya tenía 1.2 millones de pedidos; alguna encuesta arrojó que un tercio había puesto precio cero, mientras que el promedio general era cuatro libras (ocho dólares). El CD finalmente será comercializado a la manera tradicional el año que viene; Jonny Greenwood dijo que la idea era que la gente se viera en la posición de pensar en el valor de la música, y también dijo que la mayoría de los fanáticos había pedido la versión de lujo, la real.image
Despachado ese asunto, voy a la música en sí, y a los que escriben sobre esa música. La fama de Radiohead es tanta que la crítica parece maniatada; los artículos que pululan por los medios destacan la evolución del grupo, desde el rock crudo y en tono con su época de The Bends o Pablo Honey, hasta la experimentación de Kid A y Amnesiac, pasando por esa bisagra extraordinaria que fue OK Computer. Luego, esos discos que nadie supo muy bien cómo encarar: un registro en vivo (I might be wrong) con canciones de los dos discos experimentales y otro (Hail to the Thief) que muchos se apuraron -yo también- a decir que era flojo o insignificante respecto a esta serie, acostumbrados al cambio radical que proponía el grupo cíclicamente. Ahora llega In Rainbows, y la perspectiva parece que no cambió mucho: es tratado como un objeto más de un período algo inmanejable; así algunos dicen que es el mejor disco de Radiohead de la década (lo que equivale a decir que es sólo el mejor de los tres “residuales”), y otros que el grupo ofrece una nueva obra en el camino que abrieron (lo que equivale a decir que es más de lo mismo, que decepciona a quien esperaba una nueva brecha disidente del status quo del grupo). In Rainbows parece ser visto como la cola de un proceso lateral que no aporta novedades, como si fuera una consecuencia de un envión mayor (Kid A/Amnesiac), como si estuvieran a la espera de la próxima revolución.
Ahora, ¿cuál es ese camino abierto? Pienso que podría definirse por contraste con el estado de la música popular hoy; desde Elvis, digamos, en el rock la canción está instaurada con una serie de componentes casi constantes:

1) Estrofa, estrofa, estribillo, estrofa, estribillo, estribillo
2) Ritmo en 4/4, muy raramente en 3/4
3) Secuencia de pocos acordes en una misma tónica; modulación momentánea, a una tonalidad familiar, en el puente.
4) Repetición de algún motivo melódico (riff), estructurando el tema (ejemplos clásicos: Smoke on the water de Deep Purple, Jump de Van Halen, Day Tripper de los Beatles)

Este canon está repetido sin mayores variaciones por las bandas populares aún hoy, digamos, como U2 o Cold Play. Quisiera destacar la palabra clave aquí: popular. Naturalmente hay canciones que no respetan este patrón, pero raramente (las de Queen de los años ’70) son populares. Definido el contexto, vuelvo a In Rainbows. El primer tema, “15 step”, el tema que abre el disco, empieza con un ritmo en 5/4, es decir, un ritmo anómalo, y ahí encima, sin acordes, canta Thom Yorke una melodía que yo escucho casi africana. Nuestro oído repone los acordes que no están, pero cuando la voz calla y aparecen realmente los acordes, no son los que el oído había restituido. Contra la previsión, sigue una melodía que no es la introductoria; no hay estribillo, no hay estrofa. El acompañamiento está lejos de ser ortodoxo. Hacia el final vuelve el primer motivo melódico de la voz, pero sobre la base construida a lo largo del tema, y cuando creemos que cerró la idea, aparece un acorde completamente ajeno -pero no arbitrario- llevando la conclusión a otra parte. Y se termina. Esto es Radiohead, tal es el “camino abierto”, la canción como una pintura sonora que va más allá de las estructuras simples que dicta el folklore. Agrego: el tema que acabo de delinear es un tema que se había vuelto sumamente popular en los recitales de Radiohead, previo a la salida del disco: a la gente le gustó mucho, pese a que no podían seguir con aplausos el ritmo (y más importante aún: ignoraban que esto era debido a la marca de 5/4). Esta es la otra mitad: Radiohead ofrece música muy sofisticada, pero vende más de un millón de discos en diez días. Radiohead es un grupo de intelectuales de Oxford, con la sensibilidad suficiente para mover visceralmente a un público masivo. El buen gusto, la emoción y la secreta complejidad, el no subestimar a su audiencia. Creo que el breve análisis que hice para “15 step” se podría extender a las otras canciones del disco, pero la esencia ya está en ese primer tema: los compases no se suceden sin novedad, siempre hay nuevas variaciones en todas las partes de las canciones; las repeticiones no funcionan como argumentos de persuasión, sino más bien como un recurso más, entre tantos otros. Hay énfasis en el timbre, en el color de cada instrumento, de cada trazo sonoro que compone cada tema: la voz de Yorke puede ir sola o en un coro, al derecho o en reversa, pero siempre el sonido es funcional a esa pintura compuesta. Hasta los acordes dejan de tener una filiación armónica, sino que muchas veces pasan al fondo como textura musical, indefinida en términos tonales (este experimento de usar un conjunto de notas fuera de su función común como guía ya estaba en el último disco de Yorke, The Eraser, y aquí puede verse en los acordes suspendidos de Weird Fishes, un poco en la forma que trabajaba sus ambientaciones Debussy).
Ahora, dichas estas cosas, vuelvo a repetir que escribir algo como “In Rainbows es un disco que, dentro de los discos menores de Radiohead, es un buen disco” es escribir poco y entender menos. Hay una anestesia impuesta en la crítica, que parece haber quedada estupefacta por algunos giros importantes de la banda, y luego sólo espera innovaciones formales dentro de una carrera conformada a base de explosiones y rupturas. El contexto no es “In Rainbows versus Amnesiac”: el contexto es un disco lleno de origenialidades (invento la palabra) que cae en el desierto de la repetición, en 2007. Así debemos saludarlo.