Borges traduce a Kipling

Alguna vez Jorge Luis Borges consideró, en una efusión de entusiasmo, la “Antología de la Literatura Fantástica” como el mejor libro de la historia de la literatura: un libro compilado con Bioy Casares (y lateralmente la esposa de éste), donde las traducciones y las atribuciones suelen no ser del todo honestas. Si bien no hay constancia de quién tradujo qué, se puede presumir que el traductor fue Borges con ayuda de Bioy, o Borges solo: su marca está ahí, incuestionable. Como una diversión menor, me gustaría dejar aquí una muestra de la forma creativa de traducir de Borges, que, sin ser literal, lograba excelentes versiones en nuestro idioma. En este caso se trata de El cuento más hermoso del mundo (“The finest story in the world”), de Rudyard Kipling.
La primera cosa que llama la atención es la supresión de ciertas partes. Un ejemplo claro es el párrafo que abre el cuento:

Kipling:

I met him in a public billiard-saloon where the marker called him by his first name, and he called the marker ‘Bullseye.’ Charlie explained, a little nervously, that he had only come to the place to look on, and since looking on at games of skill is not a cheap amusement for the young, I suggested that Charlie should go back to his mother.

Borges:

Lo encontré en una sala de billares, donde el marcador lo tuteaba. Charlie, un poco nervioso, me dijo que estaba ahí como espectador; le insinué que volviera a su casa.

El párrafo se reduce a la mitad; se pierde el sobrenombre del marcador, porque es incómodo en castellano; se pierde la reconvención moral de que no es bueno que un joven esté mirando gente jugar; se pierde la idea de que Charlie vive con su madre. Hábilmente cambia “lo llamaba por su nombre de pila” por “lo tuteaba”. La mención a la madre también es cercenada en uno de los últimos párrafos del texto, cuando Charlie Mears está enamorado, y su confidente le pregunta si ya le contó a su madre:

‘What will your mother say?’ I asked cheerfully.

‘I don’t care a damn what she says!’

At twenty the things for which one does not care a damn should, properly, be many, but one must not include mothers in the list.

Tal vez Borges, tan apegado a la madre en la vida real, tan dependiente de su aprobación respecto a las mujeres que frecuentaba, no podía permitir esta burla. Otras expresiones fueron eliminadas por considerarlas flojas, por ejemplo: “it was distinctly a Notion among notions”, la forma en que describe la trama que tiene en mente Charlie Mears (“era inconfundiblemente una Idea entre ideas”, literalmente). Hay muchas otras omisiones, varias líneas en algunos casos.
Otro rasgo característico de Borges es la aclimatación de expresiones foráneas:

Kipling:

It looked just like a banjo-string drawn tight, and it seemed to stay there for years.

Borges:

Parecía una cuerda de violín, tirante, y parecía durar siglos.

Cambia el banjo, demasiado exótico en Argentina, por un violín, y los años por siglos. Ambos cambios son de índole poética. Otro ejemplo:

Kipling:

But I was entirely at Charlie’s mercy, and so long as there was a three-and-sixpenny Bohn volume within his reach Charlie would not tell.

Borges:

Pero yo estaba a merced de Charlie y mientras él tuviera a su alcance un ejemplar de Clásico para Todos, no hablaría.

Los libros de Henry Bohn, 766 en total, compendiaban arqueología, literatura, teología, historia y clásicos. La traducción de alguna forma localiza algo foráneo. Algo muy similar ocurre en esta otra:

Kipling:

Not unless he’s been entered for the Liverpool Handicap.

Borges:

No, a menos que esté inscrito en el “Clásico” de Liverpool.

Luego están las correcciones de estilo. Una frase larga e incómoda, Borges la reescribe con más elegancia:

Kipling:

Can you tell me what the corruption is supposed to mean—the gist of the thing?

Borges:

¿Puede decirme lo que significa ese texto?

También corrige “Wineland” por “Vinland”; Borges, experto en la historia de los germánicos, pone una ortografía más correcta a la tierra que bautizara Leif Eiríksson.
Finalmente, muchas expresiones típicamente borgeanas se encuentran casi literales en el original; verbigracia:

Borges:

…el incuestionable derecho de infligirme todos sus poemas…

Kipling:

…unquestioned right to inflict upon me all his poems…

Borges:

…había salido a comprar los argumentos de otros hombres para aprender a escribir.

Kipling:

…had gone out to buy the notions of other men, that these might teach him how to write.

Borges:

Atroces mujeres inventarían impuras variantes de los dogmas que profesarían los hombres, para instrucción de sus hermanas.

Kipling:

Terrible women would invent unclean variants of the men’s belief for the elevation of their sisters.

La última consideración es para el castellano usado por Borges, a un nivel más sutil. Por un lado eligió el neutro “tú” en vez del argentino “vos” usado en su traducción de la última página del Ulysses de Joyce. Al respecto, Viñas había escrito:

En los años ‘60, cuando se publicó Las malas costumbres, la bestia negra de los jóvenes no era Borges, era Mallea, un autor muy institucional, publicador sistemático de libros, que emitía novelas copiosas anualmente. Hay que pensar que la primera edición de El túnel, de Sabato, está escrita de “tú”, que era lo que nos enseñaban en el colegio: “tú amas…”, por eso amábamos tan mal (risas). Después, cuando llegábamos al vosotros, se caían los templos. Era un delirio porque condenaron a generaciones sucesivas de sufridas maestras a enseñar el tú, el vosotros… era un horror.

(nota: advertir el borgismo “emitía novelas copiosas anualmente”)

Borges evita el “vosotros” en favor del latinoamericano “ustedes”; la traducción es del ’40 (“El Túnel”, de 1948). Muchas expresiones son típicamente argentinas, como “precisar” por “necesitar”, o “mucama” por “criada”; el tono general es el de un castellano culto, latinoamericano, con intercalaciones locales argentinas. Las poesías (y el nombre ubicuo de “Treasure Island”) las deja en inglés original, y las traduce en una nota al pie. Esa forma de traducir influenció muchas traducciones posteriores que partieron desde Buenos Aires, y como han notado grandes escritores americanos (García Márquez o Vargas Llosa, por caso), también dejó su marca indeleble en la forma de escribir de las generaciones que siguieron.