Internet y la música

Elton John dijo ayer:

  • Hay que cerrar por cinco años internet, y ver qué tipo de música se produce.
  • Salgamos a las calles y hagamos protestas en vez de sentarse en casa a escribir blogs.
  • Hay demasiada tecnología; sin internet sería mucho más interesante la música.
  • Esperemos que el próximo movimiento en la música tire abajo internet.

Veo ahí dos hilos diferentes, que terminan convergiendo. Uno, la llamada Web 2.0 o la internet orientada a la interacción social en contraposición a la página estática de los ’90 (blogs, en este caso en particular); otro, la piratería, culpable para Elton John de que su último disco no vendiera dos centavos.
Para los que no leen literatura técnica, la Web 2.0 es la tendencia reciente que hay de generar contenido por parte del público en internet. Esto se ve en diversos aspectos: la gente se agrupa en redes sociales (Orkut, Facebook, MySpace, Hi5, etc.), escribe blogs, pone videos en YouTube y comenta, aporta opiniones en los diarios, escribe o corrige artículos en la Wikipedia, etc. La tendencia es, entonces, una construcción dinámica, colectiva y democrática de internet. Esto presenta, respecto al problema que enuncia Elton John, diversos ángulos positivos, que serán tal vez negativos para él. Uno es la capacidad de evitar el medio controlado para la evaluación de la música. Antes, si uno quería saber si el nuevo disco de un artista era bueno, tenía que recurrir a las opiniones de los amigos cercanos que lo compraron, o, mayormente, a la crítica especializada: el diario, la radio, las revistas. Hoy ya nadie ignora que la mayoría de esos medios están controlados por las mismas corporaciones interesadas en vender el disco, a nadie escandaliza saber que la rotación de una canción en la radio tiene que ver con cuánto se pagó desde la discográfica, que los rankings son fabricados, que las reseñas en medios impresos suelen ser interesadas. Pero por otro lado, millones opinan en sus blogs, y esos millones son gente como yo, sin otra intención que decir lo que pensamos, sobre un disco, una canción, una película de cine, una obra de teatro, un libro. El foco esencial de la Web 2.0 está en el acceso a lo que dice y opina la gente. Así uno conoce mucha más gente que antes; yo he compuesto música con gente que conocí en internet, la composición la hice a través de internet, y exclusivamente para internet. Son cosas que antes eran impensables. El resultado directo es la exposición a la información, al conocimiento global que es la suma de los conocimientos de cada persona que aporta su grano de arena, siendo el caso más patente la Wikipedia. Aplicado al tema en cuestión, partiendo de YouTube uno puede acceder a mucha más música que antes. Uno puede conocer artistas ignotos que se están dando a conocer, y cuya fama es decidida a través de la gente común que los proclama populares con sus visitas. Uno puede conocer más material de artistas consagrados que de otra manera no podría. Uno puede acceder al archivo de nuestros recuerdos: videoclips, recitales, volver atrás el tiempo en el retrato de un artista que admiramos. Se rescata así la música en tanto arte, y no en tanto producto de una empresa, dictado para el consumo. Y aquí engancho con el segundo tema: la piratería.
La piratería se basa en buscar y bajar canciones, discos enteros, a través de redes donde cada persona hace disponible su colección, y se beneficia de las de los otros. Uno así puede acceder literalmente al catálogo completo de la música, al menos en el rock, los álbumes más oscuros y los más recientes y populares, a recitales que uno ha ido y creía ligados sólo al recuerdo. Todo esto, gratis; como resultado, las ventas de discos están cayendo estrepitosamente. Las compañías discográficas, en vez de reconocer el nuevo escenario, deciden dar batalla contra el populacho, con juicios millonarios, demandas, cárcel y amenazas. Y hacen que sus músicos empleados hablen: Metallica contra Napster, Madonna contra Kazaa, o Elton John contra internet. No hace falta pensar mucho para saber que quienes bajan música de internet están pensando menos en la idea de robarle a sus admirados músicos que en escuchar más música. Dos aspectos quisiera resaltar en este proceso: primero, que hay música que, de otra manera, no podría escucharse: recitales raros, o viejos; discos fuera de catálogo; discos no editados en el país; discos sólo disponibles en formato de vinilo (incluso pasta) o cassette; videos que no han salido en DVD y que sólo vimos rotar en canales de música; discos que ya tuvimos y perdimos y querríamos volver a escuchar al menos una vez más. Todas estas cosas, que sin internet hoy serían irremediables, redundan finalmente en más propaganda para el músico en cuestión: más gente que lo escucha, que lo nombra, que lo recomienda. La gente que se arriesga a la ilegalidad, que se toma el tiempo de bajar un disco a la PC y ponerlo en el formato adecuado, que gasta ancho de banda para que otros puedan acceder a ese disco, son los admiradores más acérrimos del artista, los que quieren compartir esa convicción, y propagar su música. El segundo aspecto es que este nivel de llegada a la gente es también inédito: cuando antes diez personas compraban un disco, hoy ese disco llega a millones a través de internet. Nuevamente, es la gente para la gente, nadie gana dinero por hacer esto. A nadie le importa pagar diez centavos por enviar un mensaje de texto por teléfono celular; creo que a nadie le importaría pagar centavos por bajar discos de música, certificados y en buena calidad, legalmente. La opción oficial que hay hoy, que es dividir el precio del CD por la cantidad de canciones y ofrecer cada canción a ese precio, es ridícula: es uno quien paga internet para bajarlo, quien se queda sin arte de tapa, quien quema en un CD las canciones, quien compra el CD virgen. Si las compañías discográficas se dieran cuenta que con micropagos las ganancias serían cuantiosas (como el negocio de los teléfonos celulares es millonario gracias a los SMS, vuelvo a repetir), Elton John no tendría que estar despotricando. El uso de la tecnología lo decide la gente, y la gente ha decidido enriquecer la tecnología de internet con la interacción humana. Inútil ofrecer resistencia.

Postdata Octubre 2007: Radiohead ofreció una posible respuesta a estos interrogantes, lo cual motivó una segunda parte a esta nota.