El racismo de Kramer

El racismo de Kramer

El viernes pasado, en “The Laugh Factory”, Michael Richards -más conocido como el Kramer de Seinfeld-, haciendo un show de standup, fue interrumpido por un grupo de negros. Richards tuvo una reacción virulenta, desproporcionada: durante tres minutos vomitó todo tipo de insultos racistas, con saña (hay un elocuente video circulando por internet). Luego, en el programa de Letterman, junto a Jerry Seinfeld, intentó una disculpa poco convincente (“no soy racista”). La gente se rió de él.
Por un lado, parece ser que en Estados Unidos las discusiones sobre el racismo, en el 2006, todavía están lejos de estar resueltas. Richards le grita a un negro, en su furia: “hace cincuenta años te hubiéramos colgado cabeza abajo con un tenedor clavado en el culo”; cincuenta años después, esta cultura que llevó generaciones incubar todavía está ahí, latente en muchas personas, esperando un arrebato colérico como éste para salir al desnudo. Como el antisemitismo de Mel Gibson (Richards aparentemente tuvo un brote antisemita también, en abril de este año, en una situación similar), parece ser que sólo la convivencia civil le pone brida al racismo.
Por el otro lado, los estadounidenses como público, como espectadores, sólo quieren el espectáculo, y deciden ignorar el problema. Un breve cotejo de las reacciones lo muestra. Durante el episodio en el local, nadie defendió a los negros: si bien viendo el video se puede percibir un malestar (la gente murmura, muchos se levantan y se van), el malestar obedece a que el show se interrumpió, a que la fiesta se terminó, y no al ataque irracional a la identidad del prójimo. En el Lateshow de Letterman la gente cree que la disculpa es un gag más del comediante Michael Richards, no es tomado en serio: ante un silencio en el que Richards trata de articular alguna explicación más, la gente estalla en una carcajada. Jerry Seinfeld, como una maestra a los niños, regaña didácticamente: “no se rían, no es gracioso”. En los medios electrónicos, donde ahora es dable opinar anónimamente, muchísima gente cree que si Kramer hubiera sido un negro y hubiera dicho estas cosas de un blanco, nadie hubiera puesto el grito en el cielo como ahora. En digg.com hay una infinita discusión acerca de la semántica exacta de la palabra “nigger” (“negro”, despectivamente), si debe ser tomada como un insulto o no, dado que los negros la usan; inútil recordar que Richards la esgrime sin duda alguna para injuriar. En TMZ.com (los que consiguieron el video) hicieron una encuesta de lectores preguntando si creían que Richards era racista; el 40% respondió que no.
Finalmente, las razones íntimas del exabrupto: Michael Richards no es bueno haciendo standup. Ni siquiera fue capaz de controlar una situación harto común en este tipo de comedia, verbigracia, un público descontento. Lo que los negros (y otros) le dijeron para que se enoje fue que lo que hacía no era gracioso, algo en lo que muchos profesionales del ramo parecen estar de acuerdo. The Michael Richards Show, la sitcom que Richards intentó después de Seinfeld, fue un fracaso. Uno de los negros, antes de irse, dice algo que a Michael Richards le debe haber dolido mucho más que todos los insultos a su oponente: “Sos un fracasado: no tenés un programa de televisión, no hiciste más películas, lo tuyo es sólo Seinfeld”.