Me encontré con este libro ya de grande, a los treinta años, día más, día menos. Pese a ser un libro para chicos, al igual que El Libro de la Jungla, lo disfruté enormemente. Quise que otros lo leyeran, y me desilusionó no poder hallar la versión en castellano, así que me propuse traducirlo y dejarlo disponible en internet, tal como lo leí yo, con los grabados originales de Kipling.
El libro fue escrito hace ya más de cien años, pero tal vez las fábulas para chicos no puedan pasar de moda, como las que escribió el esclavo conocido como Esopo, casi tres milenios atrás. Los relatos, que son historias que explican por qué algo es como es (historias de pourquoi), fueron dedicados a la hija de Kipling, Josephine, quien murió de neumonía o gripe -era otra época- a los siete años. Ya que es ella quien ha permitido de alguna manera este libro, su foto es la que ilustra esta página; muchos de los cuentos nacieron primero en forma oral, contados a Josephine, y luego fueron puestos en papel. El otro niño involucrado en esta obra es Nelson Doubleday, el hijo del editor estadounidense (y gran amigo) de Kipling, quien sugirió la lista de títulos; la envió por carta a Kipling, prometiéndole que su padre le publicaría el libro si él escribía el cuerpo de los cuentos; a su padre le pidió una regalía de un centavo por cada libro vendido. Como el libro fue un éxito, Nelson habrá recibido varios miles de dólares; en ese momento tenía siete u ocho años.
En los capítulos he agregado algunas notas que me parecieron interesantes: algunas que ha recogido mi curiosidad, otras que escribió Lisa Lewis en la edición de 1995 del libro, y otras de la sociedad Kipling. He agregado también dos capítulos inéditos, hasta donde yo sé, en castellano.
Algunos comentarios respecto a la traducción: Rudyard Kipling juega mucho con las palabras, su significado, su sonido, la similaridad con otras voces, los parónimos, el sincretismo del inglés oriental, y su idioma es fácilmente maleable en ese sentido, con sus vocablos compuestos y su ritmo monosilábico. Muchas palabras que usa son inventadas, o creadas a partir de otras; hay canciones, rimas, lenguaje de chicos, en fin, toda una serie de razones por la cual este libro es difícil de llevar a nuestro español. Elegí, fiel a los principios de traducción que llevo desde hace años en Seikilos, trabajar con la lengua que usamos aquí en Buenos Aires, de manera que algunos localismos, inevitables, serán familiares para algunos y obstáculos para otros, pero tal es el problema constante de las traducciones al polifacético español.
Sigue la lista de los doce relatos del libro (la traducción está en progreso; los cuentos estarán incrementalmente disponibles) y los dos inéditos; las notas están al final de cada uno.