Cómo fue creado el Alfabeto


affimai Metallumai (todavía la llamamos Taffi, mi más amada niña), una semana después de aquel pequeño error con la lanza de su Papi y el Hombre Extraño y la carta-dibujo y todo eso, se fue a pescar carpas otra vez con su Papi. Su Mami quería que se quedara en casa y la ayudara a colgar cueros para secar, en los grandes postes que hay afuera de la Caverna Neolítica con ese propósito, pero Taffi se escapó con su Papi bastante temprano, y se fueron a pescar. En un momento dado se empezó a reír, y su Papi le dijo: “no seas tonta, hija”.

“Pero, ¿no fue excitante?”, dijo Taffi, “¿no te acordás del Cacique Mayor inflando sus cachetes, y lo gracioso que se veía el Hombre Extraño con su pelo todo lleno de barro?”

“Lo recuerdo muy bien”, dijo Tegumai, “Tuve que pagar dos pieles de venado (de las suaves con franjas) al Hombre Extraño por las cosas que le hicimos”

“Nosotros no hicimos nada”, dijo Taffi, “fue Mami y las otras damas neolíticas. Y el barro”.

“No quiero hablar de eso”, dijo su Papi. “Almorcemos”.

Taffi tomó un caracú y se sentó muy quietita por diez minutos enteros, mientras su Papi raspaba sobre unos trozos de corteza de abedul con un diente de tiburón. Entonces ella dijo: “Papi, estuve pensando en una sorpresa secreta. Vos hacé algún ruido, cualquier ruido que quieras”.

“¡Ah!”, dijo Tegumai. “¿Con eso basta para empezar?”

“Sí”, dijo Taffi. “Te parecés a una carpa con su boca abierta. Decilo de nuevo, por favor”.

“¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!”, dijo su Papi. “No te burles, hija mía”

“No me estoy burlando, en serio, de verdad”, dijo Taffi. “Es parte de lo que estuve pensando de una sorpresa secreta. Decí “ah”, Papi, y dejá la boca abierta cuando termines, y prestame el diente de tiburón. Voy a dibujar la boca de la carpa, toda abierta”.

“¿Para qué?”, dijo su Papi.

“¿No te das cuenta?”, dijo Taffi, raspando sobre la corteza. “Este será nuestra sorpresa secreta. Cuando dibuje una carpa con su boca abierta en el hollín del fondo de la Caverna (si a Mami no le importa), te va a hacer acordar de ese sonido “ah”. Entonces podemos jugar a que era yo saltando desde la oscuridad para sorprenderte con ese sonido, como hice el invierno pasado en el panano de los castores”

“¿En serio?”, dijo su Papi, en esa voz que los adultos usan cuando realmente están prestando atención. “¿Qué más, Taffi?”

“¡Es un lío!”, dijo ella, “No puedo dibujar todo el pescado, pero puedo dibujar algo que represente a la boca de la carpa. ¿Viste cómo se ponen sobre sus cabezas, en el barro? Bueno, acá hay algo que quiere ser una carpa (podemos hacer de cuenta que el resto del pescado está dibujado). Es solamente la boca, y significa “ah”, ese ruido que hiciste”. Y dibujó esto (1).

“No está mal”, dijo Tegumai, y raspó en su propia corteza para él, “pero te olvidaste de la antena que cruza por la boca”

“Pero yo no puedo dibujar, Papi”.

“No hay necesidad de dibujar nada más, excepto la boca abierta y la antena. Con eso basta para darnos cuenta que es una carpa, porque las percas y las truchas no tienen antena. Fijate, Taffi”. Y dibujó esto (2).

“Ahora lo copio”, dijo Taffi. “¿Te vas a dar cuenta cuando lo veas?”. Y dibujó esto (3).

“Perfectamente”, dijo su Papi. “Y me voy a sorprender mucho cuando lo vea en alguna parte, tanto como si saltaras gritando “ah” desde atrás de un árbol”.

“Ahora, hacé algún otro ruido”, dijo Taffi, muy orgullosa.

“¡Yah!”, dijo su Papi, muy fuerte.

“Um”, dijo Taffi. “Ese es un sonido mezclado. Termina como el ruido “ah” de la boca de carpa, pero ¿qué podemos decir de la primera parte? Ye, ye, ye y después ah. ¡Ya!”

“Se parece mucho al sonido de la boca de carpa. Dibujemos otra parte de la carpa y unámoslas”, dijo su Papi. Estaba muy excitado él también.

“No, si las unimos, me voy a olvidar. Dibujémoslas por separado. Dibujemos su cola. Si está parada de cabeza, primero viene la cola. Además, creo que puedo dibujar las colas de pescado más fácilmente”, dijo Taffi.

“Una buena idea”, dijo Tegumai. “Para el sonido “ye” usamos la cola de la carpa”. Y dibujó esto (4).

“Voy a probar”, dijo Taffi. “Acordate que no puedo dibujar tan bien como vos, Papi. ¿Sirve si nada más dibujo la cola partida en dos, y la parte donde se une?”, y dibujó esto (5).

Su Papi asintió, y sus ojos brillaban de excitación.

“Está muy bien”, dijo ella. “Ahora hacé algún otro sonido, Papi”.

“¡Oh!”, dijo su Papi, muy fuerte.

“Ese es fácil”, dijo Taffi. “Ponés tu boca toda redonda como si fuera un huevo o una piedra. Así que un huevo o una piedra basta para eso”.

“No siempre se puede encontrar huevos o piedras. Tenemos que dibujar algo redondo como si fuera algo de eso”. Y dibujó esto (6).

“¡Qué bien!”, dijo Taffi, “¡Cuántos dibujos de ruidos hicimos: boca de carpa, cola de carpa, y huevo! Ahora, hacé otro ruido, Papi”.

“¡Ssh!”, dijo su Papi, y frunció el ceño, pero Taffi estaba demasiado excitada para notarlo.

“Es muy fácil”, dijo ella, raspando la corteza.

“¿Eh, qué cosa?”, dijo su Papi, “Quise decir que estaba pensando y no quería ser molestado”.

“Es un ruido igual. Es el ruido que hace la serpiente, Papi, cuando está pensando y no quiere ser molestada. Hagamos que el ruido de “ssh” sea una serpiente. ¿Esto sirve?”. Y dibujó esto (7).

“Ahí está”, dijo ella. “Otra sorpresa secreta. Cuando dibujes una serpiente siseante en la puerta de atrás de la Caverna donde arreglás las lanzas, yo voy a saber que estás pensando mucho, y no voy a hacer ruidos. Y si lo dibujás en un árbol al lado del río, cuando estás pescando, yo voy a saber que querés que me quede muy quietita, para no espantar a los peces”.

“Perfecto”, dijo Tegumai. “Pero este juego va más allá de lo que pensás. Taffi, querida, tengo la idea de que la hija de tu Papi ha dado en el clavo de la mejor cosa que haya existido desde que la Tribu de Tegumai dejó de usar pedernales como punta de lanza para pasar a usar dientes de tiburón. Creo que hemos encontrado el gran secreto del mundo”.

“¿Cómo?”, dijo Taffi, y sus ojos brillaban de excitación también.

“Te voy a mostrar”, dijo su Papi. “¿Cómo se dice “agua” en la lengua tegumai?”

“Se dice ya, por supuesto, y también significa “río”, como en Wagai-ya, el río Wagai”.

“¿Cómo se dice “agua contaminada”, la que te da fiebre cuando la tomás, el agua negra, el agua del pantano?”

“Se dice yo, por supuesto”.

“Ahora fijate”, dijo su Papi. “Suponete que ves esto escrito al lado de un estanque en el pantano de los Castores”. Y dibujó esto (8).

“Cola de carpa y huevo redondo. ¡Dos sonidos mezclados! Es yo, agua contaminada”, dijo Taffi. “Y por supuesto no tomaría el agua porque yo sabría que vos dijiste que está contaminada”.

“Pero yo ni necesito estar cerca del agua. Podría estar a muchos kilómetros, cazando, y aún así…”

“Y aún así sería igual a que si vos estuvieras ahí diciendo: alejate, Taffi, o te va a dar fiebre. ¡Y todo eso está en la cola de carpa y el huevo redondo! Uh, Papi, ¡tenemos que contarle a Mami, rápido!”, y Taffi bailaba alred